lunes, 4 de diciembre de 2017

Exigimos atención integral para las víctimas de delitos sexuales


Comunicado Pánico Moral
Exigimos atención integral para las víctimas de delitos sexuales

Panamá es un país en crisis, con un sistema educativo deficiente donde no hay educación sexual integral y por otra parte tiene un sistema de justicia que revictimiza y violenta, donde no hay mecanismo de reparaciones para las víctimas y mucho menos atención  para los agresores y además los acuerdos de pena se han convertido en aberraciones, porque el mismo sistema político en esencia sigue propenso al “acuerdo” a las “coimas” para tapar delitos en una red de tráfico de influencias institucionalizada.  Todo esto crea un clima donde la sociedad y el Estado reproducen toda clase de violencias.

Queda evidenciado una vez más, que la ausencia de políticas públicas en prevención, seguimiento y reparación para las víctimas de delitos sexuales afecta con mayor furia a poblaciones vulnerables como las mujeres. El reciente estallido de muchas acusaciones contra agresores con un comportamiento reiterado, ha demostrado que vivimos en una sociedad de impunidad donde se normaliza la violencia simbólica de las agresiones sexuales.

Cuando hablas o denuncias que fuiste violentada sexualmente se desata el morbo, la incredulidad, el señalamiento y la culpabilización por parte de la población y los medios de comunicación. Si piensas ir a una entidad para denunciar te das cuenta que en el Instituto Nacional de la Mujer te revictimizan y violentan, en las corregidurías te revictimizan y violentan, al llegar al Ministerio Público nuevamente te revictimizan y violentan. Y es que las violencias que vivimos las mujeres en Panamá no se analizan desde la complejidad del patriarcado y el capitalismo, más bien se piensan desde las necesidades de cumplir con “objetivos” supranacionales para pedir préstamos o como un flagelo que sirva de propaganda para decir que del 27 al 30 de noviembre de 2017 Panamá fue la sede de la VII Conferencia de Estados que conforman la Convención Belém do Pará (convención para prevenir la violencia contra la mujer). La corrupción hace que todo se plantee de arriba para abajo, y los de arriba son los que se benefician de la violencia.

Frente a un escenario en el que cualquier derecho puede ser vulnerado y esa vulneración puede llegar a ser legitimada hasta por un tribunal, las de abajo cuestionamos, evidenciamos y planteamos estrategias de lucha para cuidarnos y defender nuestros derechos.

Dado en Panamá 4 de diciembre de 2017­

lunes, 5 de junio de 2017

Director de la Policía debe responder a Denuncias de Trabajadoras Sexuales




Antes los eventos recientes de acción policial desmedida contra activistas por los derechos de las trabajadora sexuales y por los derecho humanos, Pánico Moral emite la siguiente opinión:


1. Que la organización de trabajadoras sexuales Mujeres con Dignidad y Derecho de Panamá (MDDP) han denunciado los casos recurrentes de abusos a sus derechos humanos como detenciones arbitrarias, agresiones físicas, impedimento del libre tránsito, persecusiones constantes, entre otras vejaciones cometidas por la Polícia Nacional. Estas denuncias deben ser investigadas por el Director de la Polícia Nacional Omar Pinzón en el cumplimiento de sus funciones.


2. Que la Policía Nacional emitió un Comunicado Oficial señalando que “el día 2 de junio detuvieron a 15 personas que se encontraban protestando frente a las instalaciones de la Institución Policial ubicada en el corregimiento de Ancón, obstruyendo el libre tránsito vehicular, impidiendo la salida del personal de apoyo a las diferente zonas y a las ambulancias”. Este comunicado difunde falsedades, porque según datos reales y plenamente documentados se detuvieron a 13 personas que se encontraban en la acera de la Institución esperando recibieran sus pliegos de peticiones. Con esta acción de desinformación la Policía Nacional se convierte en cómplice del abuso cometido, por lo tanto, el Director de la Policía Nacional Omar Pinzón como responsable máximo tiene que investigar el procedimiento de las detenciones, emitir disculpas públicas por el abuso y ser debidamente sancionado por mentir a la población a través de un comunicado oficial.


3. Que el Presidente de la República y el Ministro de Seguridad están en la obligación de levantar las investigaciones pertinentes al Director de la Policía por las prácticas denunciadas por las Trabajadoras Sexuales, por las acciones policiales contra las 13 personas que ejercían su derecho a la protestas en las aceras y por las mentiras emitidas en el Comunicado Oficial. Si el Presidente de la República, Juan Carlos Varela, no realiza las acciones mencionadas deja ver claramente que las detenciones son acciones de discriminación y abuso contra un grupo específico de la población panameña, contra sus garantías fundamentales y demás derechos políticos que deben respetarse en un Estado de Derecho, a todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas del país, sin distinción.




Dado el 5 de junio de 2017.

miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de Marzo 2017 - Día de la Mujer Trabajadora en Panamá



El día de la Mujer Trabajadora es una fecha para reiterar la lucha de las mujeres por sus derechos y calidad de vida. Es una fecha marco en la que se conmemora los trágicos sucesos en Nueva York, Estados Unidos, del 25 de marzo de 1911, donde fallecieron 123 mujeres, quienes tenían jornadas laborales de 9 horas diarias más siete horas los sábados y otras espantosas condiciones de explotación social. Dos años antes, el 28 de febrero de 1909 en Nueva York y Chicago reconocidas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt conmemoraron el Día de la Mujer. En Europa durante la II Conferencia Internacional de Mujeres en 1910, por iniciativa de mujeres como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

¿Qué ha logrado la lucha de las mujeres del mundo? Más de un siglo después, las mujeres del planeta seguimos luchando contra un sistema social que nos condena a situaciones existenciales y económicas indignas de la vida humana, y a pesar de evidenciar durante el siglo xx una agenda de lucha por nuestros derechos, el sistema se sigue camuflando en formas diversas para inmovilizar o desviar de sus objetivos políticos emancipadores.

El sistema económico en Panamá es capitalista y se basa fundamentalmente en un amplio sector servicio que representa el 90% de la actividad económica del país, es decir, la mayoría de la gente trabaja en los bancos, comercio, en las burocracias públicas y privadas y se carece de una economía productiva, industrial, agropecuaria. Este sistema que de por sí genera trabajos mal pagados y precarios crea también poco empleo, tiene a su vez en el material humano como las mujeres una amplia fuente de trabajo a menor costo y máxima rentabilidad para la clase empresarial. El modelo económico local está sustentado por legislaciones débiles en materia de derechos laborales y sociales tiene un mayor impacto sobre una población de la mujer cuya capacidad lúdica y productiva es limitada a determinados oficios como burocracias del sector público y privado, trabajos por cuenta propia, trabajo de cuidados en el hogar, de manera que en los indicadores oficiales la población económicamente activa formal son hombres y la mujer representa los amplios sectores de informalidad 75%. Si hablamos de que esta es una población laboralmente marginal preguntarnos por los niveles etarios de contratación y despido entre otros indicadores cualitativos en materia laboral, nos encontraremos altos niveles de exclusión social y desigualdad material y simbólica.

Pánico Moral, es la coordinación de acciones de mujeres de distintas edades, ámbitos sociales y pensamientos, unidas para cuestionar y desaprender valores-estándares de la sociedad patriarcal, machista y capitalista mediante la investigación, el debate y el diálogo, para la creación de herramientas útiles para todxs en la emancipación del cuerpo y la mente. Por este motivo, decidimos realizar investigaciones sobre la situación laboral de la mujer en Panamá. Al finalizar el mes de marzo presentaremos un Informe que recoge datos, cifras, acciones del Estado y propuestas para mejorar las condiciones laborales de las mujeres.

martes, 27 de septiembre de 2016

El papel de la mujer palestina en la lucha por la liberación de su país.

Por: Dania Betzy Batista.

             La mujer palestina ha tenido un destacado y decidido papel en la lucha por la liberación de Palestina por muchas décadas. Si damos un vistazo a través de la historia, percibiremos los innumerables casos de mujeres que han dedicado su vida a esta lucha. Veamos, en 1920 los Palestinos se enfrentaban a dos fuerzas opresoras: los británicos y los inmigrantes hebreos. Frente a esta situación, las mujeres palestinas fueron pasando por varias facetas, primeramente, en lo social, ya que debido a los sangrientos acontecimientos, se hacen conscientes del sentido militante de cuidar a los lesionados, con ello van formando parte del movimiento de trabajo social voluntario,  el cual una vez estando allí, les permitió integrarse, en la lucha social y política.
Luego en 1921, con la creación de la Unión de las Mujeres Árabes, la cual inicia actividades de tipo humanitaria y médica a favor de quienes luchaban contra el dominio inglés, van reflexionando que es importante no aislar la acción social de la acción política.

         Posteriormente en 1929, se realiza el Primer Congreso de Mujeres Árabes palestinas, el cual contó con la participación de más de 300 delegadas de todo el país. Las participantes a tal evento elevaron protestas a la Sociedad de Naciones ante las terribles injusticias de las cuales eran víctimas los habitantes árabes. Al finalizar este congreso se emite una declaración en la cual se señala “apoyar a sus hombres en esta causa nacional”.
             Subsiguientemente en la década de los años treinta, se organiza un movimiento llamado Zahrat Al-Okhowan, el cual estaba conformado por un nutrido grupo de mujeres militantes, quienes combatían la ocupación inglesa en Palestina.



            En 1936, se lleva a cabo una huelga general, en reacción al desplazamiento que estaban llevando a cabo los judíos contra los palestinos en sus territorios; en la misma participaron hombres y mujeres y tuvo una duración de 6 meses. Ella buscaba boicotear todos los productos judíos y extranjeros. Con esta acción se logró además, la concientización de mujeres árabes de otros países, para que se solidarizan con Palestina. Gracias a ello, se realiza el Congreso de las Mujeres de Oriente en El Cairo en 1938 concretizando este fin.
            Para el año de 1940, las mujeres incursionan en el mundo de la información, escuchándose por vez primera su voz en Radio Jerusalén. Así como también en la literatura con la publicación de poemas y cuentos, en los periódicos “Palestina” y “El Yihad”.  
            Siete años después, con la creación del Estado colonial de Israel por parte de la ONU y la partición de Palestina, cerca del 90 por ciento de la población palestina, fue expulsada de su territorio por la fuerza. ¿Cuál fué entonces la misión de la mujer palestina ante esta situación?. Cito las palabras de la activista palestina Reem Alnuweiri respecto a esto: “La mujer palestina también se convirtió en refugiada y su misión crítica fue mantener intacta la identidad nacional de Palestina. Ella tuvo que curar los dolores, reunificar las familias, asegurar la comida en la mesa junto a su
 compañero, y sobretodo, conservar la memoria… Los palestinos criados por familias de refugiados, que nunca vieron Palestina, tienen un claro panorama de ello, sólo por las memorias de sus madres y abuelas, y la trascendencia continúa a través de las generaciones”.
            Igualmente durante la guerra de 1948, las mujeres ejercieron un rol importante. En la misma cavaron trincheras y refugios, y pelearon contra el ofensor en campos y ciudades.
            

  En 1967, luego de la ocupación por parte de las tropas israelíes de los territorios de Gaza y Cisjordania, las mujeres palestinas participaron en protestas y marchas para combatir esta situación. Es importante destacar en este período, el nombre de Intissar Al Uazir, conocida como “Um Yihad”: madre, profesora de historia, oriunda de Gaza. Fue una de las primeras militantes palestinas, desde que tenía 15 años. Fue miembro del Consejo Nacional Palestino y del Consejo Revolucionario de Al Fatah. Asimismo fue durante un tiempo, en 1966, el “cerebro” de todas las operaciones militares de Al Fatah y  dirigió la lucha junto con Ahmed El Atrach y Abu Ali Iyad. Ella nos relata que un día lluvioso de 1956, cuando tenía 15 años, encontraron una fosa común de jóvenes (hombres y mujeres), en Tel`Et El Muntar,  ante el horror de tal escena, fue como un golpe en su cara, y decide luchar contra la dominación sionista en su territorio, nos dice que estas circunstancias son las que aceleran la concienciación revolucionaria.

               Ya para finales de los sesenta, las organizaciones principales de resistencia reconocen que las mujeres palestinas son uno de los recursos más importantes que posee la revolución, además muchas mujeres jóvenes recibían entrenamiento militar. 
            En otro aspecto cabe señalar, que ya para finales de los años setenta, todas las facciones políticas palestinas tenían comités de mujeres, aparte de las muchas
 organizaciones de caridad para crear conciencia y educar a las mujeres para resistir la ocupación.
            Cuando comenzó la primera Intifada o “Levantamiento” en 1987, nuevamente la mujer palestina jugó un papel significativo, al liderar las manifestaciones, creando comités de ayuda popular, y en el mantenimiento de campañas de boicot contra productos israelitas en las regiones de Gaza y Cisjordania. Al mismo tiempo se enfrentaban a las fuerzas israelíes en las calles al exigir, una vez se tomaba preso un niño palestino, su inmediata liberación, como si fuera su hijo.
            Con la segunda Intifada, que comenzó el 28 de septiembre de 2000, las mujeres continúan llevando adelante, con esa fuerza de voluntad inquebrantable que las ha caracterizado, la resistencia contra las tropas israelíes para lograr la independencia de Palestina.

             La mujer palestina ha tenido que dar una lucha titánica contra muchas situaciones, como el de ser forzadas a dar a luz en los puestos de control militar israelitas, del cual ya más de 20 mujeres y más de 36 niños han muerto, trayendo consigo entonces que aumenten los partos en el hogar, que den a luz en lugares con condiciones inseguras o no supervisados por personal capacitados en el área de salud, además de que se ha multiplicado el número de embarazadas que no han recibido cuidados prenatales debido a la restricción de movimientos, que mueran asesinadas bajo la metralla de algún soldado israelita, el tener que sufrir la pérdida de su hijo, esposo, padre, hermano, primo, tío u otro familiar o sino toda su familia, la destrucción de sus casas, la falta de trabajo, el soportar vejámenes, humillaciones, torturas, mala alimentación una vez están presas en las cárceles sionistas y si están embarazadas la situación se complica más aún, pues algunas de ellas ni tan siquiera les quitan las esposas en el parto, no reciben atención médica y sus hijos no tienen nada con que jugar y si lloran, sus madres son castigadas. El despojo de los árboles que una vez cultivaron, la confiscación de sus tierras, por parte de los nuevos racistas, los nuevos afrikaners de este siglo.
                Éstos para reforzar su ocupación han bloqueado o destruido cientos de rutas, controlan todos los viajes entre Cisjordania y Gaza, han dividido los  territorios en comunidades aisladas, prohibiendo que la población palestina pueda circular libremente entre ciudades y pueblos. Los viajes que antes sólo duraban minutos ahora duran horas. La población palestina necesita de permisos para viajar de una ciudad a otra, y muchas veces estos permisos son negados sin dar ninguna explicación. Debido a esto miles de personas se ven impedidas de poder viajar a sus puestos de trabajos, escuelas, hospitales, etc. Por otro lado se ha construido una masiva red de caminos la cual es, exclusivamente para los colonos judíos, asimismo un impedimento principal para la libertad de movimiento es la mal llamada “cerca de seguridad” israelí, el cual está duramente militarizado, pero que en realidad representa el nuevo símbolo del apartheid de este siglo.  

               Y ante la faz del mundo, todavía algunos países se atreven a llamarlos terroristas. Al respecto reflexiono y me pregunto: No les llaman así también a los insurgentes iraquíes por defender la dignidad y libertad de un pueblo masacrado por las garras del imperialismo yanqui?; hacen décadas, a los negros sudafricanos les llamaban “salvajes” por luchar por sus derechos, a los indígenas americanos “bestias sin alma” por no obedecer los mandatos de la corona española, a nosotros los panameños se nos culpó también por los hechos acaecidos el 9 de enero de 1964 y se nos llamaba comunistas por el sólo hecho de luchar por nuestra soberanía en todo el territorio y eliminar esa “quinta frontera”... Se pretende pues, hacer ver que las víctimas de las injusticias son los victimarios, nada más alejado y distorsionado de la realidad.     

               Pero frente a las balas, tanques, helicópteros, aviones de guerra F-16, misiles, bloqueo económico, proyectiles de alta velocidad prohibidos por la comunidad internacional, bombardeos a barrios palestinos, el poco acceso al agua, asesinatos de activistas y líderes, el segregacionismo, el apartheid, la violación de los derechos humanos, se levantan todos los días hombres y mujeres que le hacen guerra a toda esta maquinaria del terror, mujeres que son un ejemplo de lucha, como Helua Zidan, quien al ver como asesinaron a sus hijos y esposo, se armó de valor y comenzó a disparar contra los soldados israelitas,  Dallal Al Moghrabi, quien fue la primera joven palestina que participó en una operación militar, llamada “mártir kamel el Aduan, grupo de Deir Yassin”, al secuestrar un autobús en Tel-Aviv, en 1975;  Maha Nassar, quien fue prisionera política, miembro del Frente Popular para la liberación de Palestina y de la liga Socialista Palestina,  Leila Khaled, quién llamó la atención al mundo sobre la lucha de los palestinos cuando junto a otros camaradas del Frente Popular para la liberación de Palestina, secuestró 5 aviones en 1970 demandando la libertad de prisioneros políticos palestinos y en el cual también participó un mártir del Frente Sandinista de Liberación Nacional; Wafa Idris, quien fue la primera mujer palestina suicida al estallar una bomba en un centro comercial en Jerusalén en enero del 2002; Ayat Al-akhras, quien a sus 17 años se convirtió en ser la más joven mujer palestina suicida al detonar una bomba en un supermercado de Jerusalén en marzo del 2002; Hanadi Jaradat, valiente abogada, que a sus 28 años se convirtió en la sexta mujer suicida contra la ocupación colonial judía, Fátima Omar Mahmud al Najar, quien a sus 64 años, en el 2006, en respuesta al ataque al poblado de Beit Hanun, se ha convertido en la kamikaze palestina de mayor edad hasta el momento y así muchas otras heroínas de los barrios palestinos, dispuestas a sacrificar sus vidas por ver algún día su tierra libre.

Con estos y miles de ejemplos más, podemos estar seguros de que Palestina, jamás le faltara el sacrificio de una mujer, de una madre, de una hija, porque solo así la victoria está asegurada y será cosa de tiempo el ver a una Palestina libre y soberana dentro del concierto de naciones prósperas.






FOTOS TOMADAS DE INTERNET

martes, 16 de agosto de 2016

Querer encajar


Con mi cuerpo desnudo frente al suyo, la escuché decir “me gustas mucho”. Me quedé en silencio y esta vez dijo “me gusta mucho tu cuerpo”. Nunca supe qué debía responder así que me limité a preguntarme por qué aquello me había causado tanta confusión. Mi cuerpo le era atractivo a otra persona, este cuerpo que nunca he considerado “deseable” porque no se parece a los cuerpos que me enseñaron son deseables, ni al de un hombre ni al de una mujer, no a ese cuerpo que siempre vi como modelo en las revistas o televisión, en los videos, en internet y que nunca estuvo reflejado en el espejo. 

Soy delgada, con pechos y trasero pequeños y una vagina que parece estar cómoda entre mis piernas.

Recuerdo una vez preguntarle a unos conocidos a qué llamaban ellos una mujer “buena” (usando la referencia de buenura de la jerga cotidiana) y me respondieron casi al unísono “de pechos grandes, nalgas prominentes, con muchas curvas…” y recuerdo claramente haberme sentido un poco decepcionada porque sabía que nunca llegaría a ser una “mujer buena”, una de esas que atrae, que es objeto de deseo, con una belleza y cuerpo aceptable y si ese es uno de los objetivos de toda mujer, ¿dónde quedaba yo?.

Luego de bañarme, es costumbre mirarme en el espejo. Hubo una época en la que no sabía si me gustaba lo que estaba mirando ni qué era lo que en realidad quería ver ahí. Épocas en las que quería que me reconocieran como mujer, y más, como esa mujer con cuerpo de mujer; épocas en las que en vista del fracaso de pertenecer a ese grupo, deseaba ser vista como un hombre, aprovechando que mi cuerpo no presentaba rasgos muy “femeninos” y podía jugar con la ropa, sentía que no había mayor exigencia, que podría pasar como un hombre cualquiera. Lo común en ambos casos siempre fue que nunca logré mi cometido, algunas personas en la calle se referían a mí como hombre, algunas como mujer, y en ningún momento me sentía conforme: “¿y si miran bajo el sweater? ¿y si me encuentro a la vez con alguien que me conoce?”; yo buscaba aceptación, quería pertenecer a un grupo y cumplir con lo que ser parte de ese grupo implicaba, pero no había aceptación total y al final del día era yo, un cuerpo extraño de senos pequeños que bien podrían no serlo, de nalgas pequeñas y huesos que se avecinaban por algunas partes más que por otras por la falta de grasa para cubrirles.

Me bañaba y me paraba frente al espejo, y aunque estaba extrañamente conforme con ello, sabía que al salir, al enfrentarme con el mundo, nada de lo que yo veía importaba, era cuestión de cómo me iban a percibir y cómo me sentiría con ello: me aceptarían o no. Por un tiempo se volvió rutina y de a poco me dejé de ver a mí para seguir, según yo, siendo invisible frente a los y las demás.

“Me gusta mucho tu cuerpo”, fue como un corto circuito que me llenó de dudas y me hizo tener que volverme a ver, “¿por qué le gusta mi cuerpo?” “¿cuándo se volvió mi cuerpo un cuerpo aceptable?” “¿cuándo mi cuerpo encajó y en qué logró encajar?” “¿a mí me gusta mi cuerpo?”.

Volví a estar sola y desnuda, mirándome en el espejo y me quedé en silencio un momento, contemplé cada parte, me estudié y recordé ese sentimiento de extraña conformidad, más bien comodidad, ese que olvidaba al salir a la calle, ese que omití a solas porque no creí que valiera el tomarlo en cuenta, reconocí que aún mi cuerpo no se parece al cuerpo que yo concebía como el de un veradero hombre o mujer, pero esta vez, la extraña comodidad no pasó a ser lástima ni resignación, y no quise salir a comprobar qué quería que vieran los y las demás, me interesé más por conocer qué quería ver yo y suspiré al saber que siempre quise ver lo que siempre vi, antes de salir a la calle.

Sigo siendo delgada, con pechos y nalgas pequeñas, sin esas llamadas curvas en el cuerpo, con una vagina entre las piernas, soy un ser diferente así como lo es cada otra persona con la que me encuentro, seré deseable para algunas o algunos y para otras y otros no, habrá quienes me reconozcan como hombre y habrá quienes lo hagan como mujer, y aunque no voy a negar que cada día al verme desnuda en el espejo y saber que debo salir, sigo sintiendo un pequeño hormigueo al pensar en cómo será reconocido mi cuerpo y cómo me sentiré con ello, intento no olvidar lo que siento yo al salir del baño sin ropa y de ahí saco las fuerzas para saber que tal vez algún día, con trabajo arduo, reconociéndome a través de mí y no de dependiendo del reconocimiento de otras personas, logre dejar el hormigueo atrás y quedarme solo con esa sensación, de saber que este cuerpo tan extraño y distinto, es mío y soy yo quien debe aceptarlo porque solo hay un molde en el que va a encajar y es en el propio, que no será nunca igual a los demás.

Mónika Priscilla
Fotos: Risseth Yangüez

martes, 2 de agosto de 2016

Alice Guy, la pionera del cine.



Una genia enterrada, una abuela olvidada, esa es Alice Guy, una de las figuras más importantes para la historia del cine. Su primera película, es decir, la primera película de la historia, fue La fée aux Choux, 1896 (El hada de los repollos)

Alice Guy, nació en París para 1873. No solo fue la primera persona en pensar que el cine podía ocuparse en contar historias, más allá de filmar momentos concretos (como el cine de los Lumiere), sino que historiadores y estudiosxs del cine la reconocen como la primera persona que dirigió una película con valores narrativos.



Hay que mencionarla, decir que fue pionera de la dirección de cine y de la narrativa cinematográfica, así como practimentente de todas las esferas del cine, Alice también fue la primera persona en mantenerse enconómicamente con su labor.

Ya en 1910 después de 13 años de carrera fundó su propio estudio cinematográfico: Solax Film Co. junto a su esposo, quien manejaba la producción de la compañía, mientras ella se encargaba de la dirección y dirección artística.

A pesar de que la historia, o los historiadores del cine borraron su huella en la industria fílmica, por el hecho de ser mujer, situando a Melies como el primer director de cine, Alice fue reconocida en su época y admirada por los demás profesionales del cine.





No solo entusiasta, sino prolífica digirió, realizó y produjo más de 500 películas de todos los géneros fílmicos, también fue clave en la producción del cine sonoro. 


Pese a que quisieron borrar su paso por la historia, atribuyéndole sus películas a sus ayudantes, a su esposo o a anónimos, su figura está siendo parte del rescate histórico de la mujeres que hicieron cosas. Alice Guy, como visionaria, utilizó el cine para la construcción de historias antes que nadie, lo que la ubica como personaje clave en la historia de este arte.